Crónica de la expedicción al Aconcagua
Esta expedición nos ha dejado un sabor agridulce.Agrio porque Carlos se vio obligado a abandonar el sueño del Aconcagua debido a un principio de edema pulmonar del que afortunadamente ya se ha recuperado totalmente. Dulce porque el 18 de enero a las 13:30 Jose sostenía el emblema del club en la cumbre del techo de América.
La expedición no pudo empezar mejor,el viaje hasta Mendoza salió a la perfección (que no es poco) y los preparativos previos a la aventura los realizamos en un solo día. De esta manera el día 7 de enero nos encontramos en el campo base del Aconcagua a 4400m,con unas condiciones meteorológicas excepcionales.
El día siguiente de nuestra llegada nos lo tomamos de descanso. Aprovechamos para dar un paseo por la zona y degustar los ricos manjares que nos habíamos traido desde España: lomo,chorizo,tortitas,licor de guinda,etc… manjares que por cierto, a punto estuvieron de ser confiscados en la aduana argentina.
El día nueve se produce nuestro primer contacto con la montaña, pretendemos realizar un porteo de material hasta nido de cóndores a 5600m y descender acto seguido hasta el campo base (Plaza de Mulas). Acompañamos a Javi (El hermano de Jose) y Óscar que ya ascienden con intención de hacer un intento a cumbre. Después de tres horas de duro y lento ascenso debido a la altura, alcanzamos el campamento de Canadá a 5050m, pero Carlos se encuentra mal y decidimos descender no sin antes esconder el material del porteo que utilizaremos en días posteriores y desear suerte a Javi y Óscar que prosiguen con su ascenso.
Tras otro día de descanso nos volvemos a encaramar a las laderas del Aconcagua, esta vez con todo en material necesario para realizar un intento a la cumbre, el tiempo sigue siendo muy bueno y queremos aprovechar la bonanza climatológica. A las 17:00 estamos en el campamento de Alaska a 5370m donde montamos la tienda para pasar la noche,la montaña nos recompensa el esfuerzo realizado con una maravillosa puesta de sol.
Con el nuevo día recojemos nuestro campamento y lo trasladamos hasta nido de Condores a 5600m donde queremos pasar dos días para aclimatar nuestros cuerpos y si nos encontramos bien atacar la cumbre el tercer día. Pero nuestro gozo en un Pozo,al segundo día de estancia en Nido el tiempo cambia radicalmente, se desata una tempestad de viento y nieve y el termómetro baja hasta los 15 bajo cero,la fuerza del viento zarandea la tienda violentamente. Para colmo de males Carlos se empieza a encontrar mal, le duele el pecho y le cuesta mucho respirar, cuando amanezca tiene que bajar urgentemente podría tener edema pulmonar.
El día siguiente amanece soleado,la montaña está desconocida,un buen manto de nieve la recubre totalmente. Carlos desciende temprano y Jose un poco más tarde. En el campo base se confirman los peores temores, Carlos tiene edema pulmonar le administran medicamentos y oxígeno pero tiene que seguir descendiendo, y lo hace con Javi y Óscar que ya han hecho cumbre hace dos días y se marchan del lugar para seguir su viaje por tierras Patagónicas. Jose se va a quedar unos días más,para hacer un intento en solitario.
El día siguiente nieva durante toda la jornada. El 16 de Enero aprovechando una pequeña mejoría del tiempo, vuelvo a preparar todas las cosas y empiezo a ascender por la ruta que ya me conozco tan bien, noto la buena aclimatación y subo bastante rápido, en menos de dos horas estoy de nuevo en Canadá, pero el tiempo vuelve a cambiar y me veo obligado a acampar en dicho campamento. Por enesíma vez vuelve a nevar hasta las 20:00. En la mañana del día siguiente el tiempo sigue nefasto, aún así continúo con mi ascensión hasta llegar al campamento de Berlín a 6000m, el último tramo me resulta muy duro por la altura y la mochila de 20 Kilos que tengo que llevar a mi espalda, pero una vez dentro de la tienda me recupero bien, bebo y como abundantemente, también puedo dormir algo, fuera sigue nevando (para variar). Mañana es el día decisivo.
18 de Enero. A las tres de la mañana suena el despertador y una hora más tarde estoy fuera, el frío es intensísimo, sobre 25 grados bajo cero. Emprendo la marcha y al poco tiempo me doy cuenta que no siento los dedos de los pies y las manos, me detengo un rato, resoplo, doy patadas… ¡Pero como puede hacer tanto frío! Poco a poco voy recuperando la sensibilidad y continuo la marcha. No tardo en encontrarme con una pareja de ingleses que habían salido un poco antes que yo, a partir de este momento nos vamos turnando en la dura tarea de abrir huella. Cuando llegamos al refugio de independencia a 6500m amanece, sale el sol y el frío ya se hace más soportable. A las 10:30 estoy en la base de la canaleta, último y temido tramo que da acceso a la cumbre, se trata de una empinada canal de unos 200m repleta de piedras sueltas (ahora nieve), cuya superación se hace muy difícil por la altura y la inclinación. Me detengo en este lugar durante unos 40 minutos, para comer y beber algo. Hasta aquí he subido bastante bien, pero a partir de ahora el ascenso me resulta muy duro, con continuas paradas y la lentitud con la que subo se vuelve exasperante. Pero la meta ya está muy cerca y eso me anima, también me consuela ver que el resto de la gente va igual que yo. Por fin a las 13:30 me encuentro en el punto más alto, siento no poder compartir este momento con Carlos. Permanezco durante una hora disfrutando de la cumbre, saco las fotos de rigor y me dispongo a descender. Afortunadamente hoy el tiempo ha sido bueno. A las 19:00 horas estoy de regreso en Berlín, me encuentro tan cansado que me meto directamente en el saco sin comer y sin beber. Mañana será otro día.
El día siguiente (19 de Enero), desciendo hasta el campo base y el 20 por la noche llego a Mendoza, donde me encuentro con Carlos que empezaba a preocuparse por mí. Esa misma noche lo celebramos con una suculenta parrillada de carne y un buen vino.